
Actualmente hay una gran variedad de empresas recuperadas por sus trabajadores que suman más de 200 en todo el país: fábricas textiles y de calzado, alimenticias, de productos industriales, y hasta un hotel (el Bauen), una escuela y un instituto de cirugía cardiovascular.
Un caso particular es el de la empresa La Nueva Esperanza Grissinópolis cooperativa limitada (ex Grisines Sabio SA). En junio de 2002, los trabajadores comenzaron una huelga que duró un mes y medio, en momentos en que los patrones adeudaban varios meses de sueldo, mientras que algunos empleados ya habían sido echados y hasta se había eliminado el pago de vacaciones. En julio, el presidente y el gerente general abandonaron la fábrica, por lo que 15 obreros decidieron organizarse para volver a ponerla en marcha.
Los esfuerzos y reclamos ante el gobierno porteño fueron exitosos: la empresa fue expropiada a sus antiguos dueños y pasó a manos de los trabajadores.
En sus inicios como cooperativa, las demandas sólo les permitían trabajar tres horas, cada cuatro o cinco días. Ahora la fábrica está abierta toda la semana, y hasta hay jornadas en que la tarea se extiende por 12 horas. Por si fuera poco, ya han contratado 14 personas en el área de producción.
Otro de los casos más resonantes es el del hotel Bauen, ubicado en la esquina de Corrientes y Callao. El hotel fue inaugurado en 1978. A partir de1997, cuando fue comprado por un empresario chileno, hubo una gran falta de inversión y un deterioro de las instalaciones, que derivaron en el cierre de la empresa a fines de 2001.
Los trabajadores no se resignaron y ocuparon el hotel , pero como el edificio no se declaró en quiebra, sólo consiguieron la tenencia legal, y para la Justicia no pueden trabajar en él. Pese a todo, desde hace un año y medio el Bauen volvió a funcionar como un hotel. Pero el pasado 20 de julio recibieron una orden de desalojo dictada por la jueza Paula Ualde, quien argumentó que el edificio deberá seguir siendo propiedad de sus dueños fundadores. La medida fue apelada por los trabajadores, y se espera una resolución.
hoy en día esta lucha obrera no se limita al mero acto de ocupar una empresa en quiebra para ponerla en funcionamiento, sino que implica también una concepción acerca de la intervención estatal en el mercado y una voluntad de los trabajadores para comprometerse con el mundo que los rodea. De esta forma, todo hace pensar que este espíritu emprendedor seguirá vigente, para demostrar que se puede progresar, aún cuando haya que enfrentar a quienes tienen más poder.
Un caso particular es el de la empresa La Nueva Esperanza Grissinópolis cooperativa limitada (ex Grisines Sabio SA). En junio de 2002, los trabajadores comenzaron una huelga que duró un mes y medio, en momentos en que los patrones adeudaban varios meses de sueldo, mientras que algunos empleados ya habían sido echados y hasta se había eliminado el pago de vacaciones. En julio, el presidente y el gerente general abandonaron la fábrica, por lo que 15 obreros decidieron organizarse para volver a ponerla en marcha.
Los esfuerzos y reclamos ante el gobierno porteño fueron exitosos: la empresa fue expropiada a sus antiguos dueños y pasó a manos de los trabajadores.
En sus inicios como cooperativa, las demandas sólo les permitían trabajar tres horas, cada cuatro o cinco días. Ahora la fábrica está abierta toda la semana, y hasta hay jornadas en que la tarea se extiende por 12 horas. Por si fuera poco, ya han contratado 14 personas en el área de producción.
Otro de los casos más resonantes es el del hotel Bauen, ubicado en la esquina de Corrientes y Callao. El hotel fue inaugurado en 1978. A partir de1997, cuando fue comprado por un empresario chileno, hubo una gran falta de inversión y un deterioro de las instalaciones, que derivaron en el cierre de la empresa a fines de 2001.
Los trabajadores no se resignaron y ocuparon el hotel , pero como el edificio no se declaró en quiebra, sólo consiguieron la tenencia legal, y para la Justicia no pueden trabajar en él. Pese a todo, desde hace un año y medio el Bauen volvió a funcionar como un hotel. Pero el pasado 20 de julio recibieron una orden de desalojo dictada por la jueza Paula Ualde, quien argumentó que el edificio deberá seguir siendo propiedad de sus dueños fundadores. La medida fue apelada por los trabajadores, y se espera una resolución.
hoy en día esta lucha obrera no se limita al mero acto de ocupar una empresa en quiebra para ponerla en funcionamiento, sino que implica también una concepción acerca de la intervención estatal en el mercado y una voluntad de los trabajadores para comprometerse con el mundo que los rodea. De esta forma, todo hace pensar que este espíritu emprendedor seguirá vigente, para demostrar que se puede progresar, aún cuando haya que enfrentar a quienes tienen más poder.
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