
Los niños y adolescentes pobres argentinos constituyen el principal grupo de riesgo en conductas adictivas en la actualidad. Toman alcohol, fuman y hasta llegan a drogarse con pegamento para no sentir hambre.Según la Dirección general de Niñez y Adolescencia del Gobierno porteño, en la capital hay unos 4000 chicos en situación de calle, y esta cifra aumenta con el paso del tiempo. La mayoría son del conurbano, de hogares atrapados en la marginalidad, sobre todo en la zona sur y oeste. Datos oficiales revelan que, en promedio, tienen entre 13 y 18 años, y hay más varones que mujeres.Daniel González, psicólogo social especialista en adicciones afirma que los inhalantes y el paco son los tóxicos que mayormente consumen los chicos que viven en situación de calle. Dentro de la categoría de inhalantes hay ciertas sustancias que no son consideradas como drogas, como el pegamento, los disolventes y los aerosoles. El psicólogo señala que en la actualidad aumentaron los casos de chicos de 10 o 12 años que llegan a ser internados por drogarse con pegamento. Según Gonzáles, esto sucede por que son chicos que viven en la calle o por que sufren ausencia de sus padres. “El hambre los lleva a inhalar tóxicos, ya que esto satisfaceria esa necesidad”, agrega.Otra de las drogas que consumen es el paco, que es una de las cinco o seis variedades conocidas de la pasta base o cocaína. Es un estufaciente poderoso de producción casera, de alta toxidad, y que actualmente en la argentina cuesta aproximadamente 1 peso. “Los produce cualquiera y lo consumen los chicos pobres. Cada día pega màs en las villas y castiga a quienes ya venían golpeados socialmente por mal nutrición, que se inician con el pegamento o las bebidas alcohólicas y a los 13 o 14 años comienzan con el paco”, explica. Sin embargo Según el Gobierno porteño, el consumo de paco ya no sólo se detecta en los sectores bajos, sino que en los últimos tiempos aparecieron consumidores jóvenes que vienen de capas medias empobrecidas.Por otro lado, el consumo de alcohol, que es una droga socialmente aceptada, se ha incrementado en estos últimos cinco años: EL consumo de cerveza en los jóvenes de entre 12 y 18 años ha aumentado un 80 por ciento. El pediatra de guardia del Hospital Vélez Sarfiel, Daniel Gutmab, asegura que diariamente ingresan chicos que viven en situación de calle, menores de 14 años, con un alto grado de alcohol en sangre. Gutmab afirma que apenas reciben a un paciente en estas condiciones, el hospital se comunica con la Secretaria del Menor del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, que envía a una persona que se hace cargo, en caso de que no se pueda ubicar a ningún familiar. “Es imposible salir a bailar o a donde sea y no tomar alcohol, la pasas mucho mejor borracho”, afirma Luciano, un joven de 18 años que trabaja en un kiosco de Villa Crespo.Sin embargo, hay soluciones para que los chicos puedan salir de la adicción a las drogas que de a poco va terminando con su vida. El director del centro de rehabilitación “Ibicuy” (Uriburu 1076, Capital Federal), Juan Carlos Ferreyra, afirma que sobre todo reciben en el centro, chicos derivados de la Justicia Federal, desde la Secretaria de la Minoridad, y que depende de la situación en la que se encuentre cada chico se le da un tipo especifico de tratamiento que consiste principalmente en darle una educación básica y una serie de clases didácticas que le permiten “hacerse cargo de sus propios actos”. Ferreyra cuenta que al centro llegan chicos de distintas clases sociales, ya sean pobres, ricos o de clase media, ya sea derivados por la justicia, acompañados de sus padres o por cuenta propia. "Por lo general tienen problemas de adicción a la pasta base, a la cocaína, a la marihuana o a las pastillas”.Él asegura que el problema a las drogas es un síntoma y que “el trastorno que los lleva a drogarse es un problema de responsabilidad”. “Los menores que tienen problemas de adicción no se hacen cargo de lo que hacen, ellos dicen que no tienen la culpa de nada, por eso los tratamientos nuestros consisten básicamente en ayudarlos a responsabilizarse y a hacerse cargo de sus actos”. En Ibicuy los tratamientos duran aproximadamente 18 meses y por lo general consisten en internaciones y no siempre es necesario contar con la aprobación voluntaria del paciente para iniciar el proceso de recuperación ya que tratándose de menores de edad, alcanza con la autorización de los padres.Gustavo Gómez, quien lidera una granja de rehabilitación en Temperley afirma que no reciben muchos chicos que vivan en situación de calle, por que desde que se desato el “escándalo del padre Grassi”, acusado de abusar sexualmente a niños, es mas difícil poder tener a un chico en rehabilitación ya que hay leyes que lo impiden. Gómez cuenta que el mismo comenzó a consumir drogas a los 10 años y que por eso entiende “lo mal que lo pasan los pibes que consumen, especialmente cuando son jóvenes”, pero que se le hace imposible tenerlos en su centro de rehabilitación, ya que el gobierno además de ponerles trabas, no les da ningún tipo de apoyo, ni económico ni de ninguna índole.El consumo de drogas aumenta notablemente con el paso del tiempo, y cada vez es más temprana la edad de entrada a las adicciones.En flores (en Curapaligüe y Directorio) se inauguró el primer centro de la argentina para tratar adictos al paco. “Casa Puerto” recibe pacientes derivados de hospitales públicos y distintas organizaciones sociales que trabajan para frenar el consumo y dependencia de esta droga. Si bien no hay estadísticas oficiales sobre cantidad de consumidores, sí están identificadas las zonas más vulnerables: el Bajo Flores y la villa 1-11-14. Este centro asistencial beneficia a niños de 6 años hasta a adolescentes de 18. Nélida Ortega la titular del centro revelo: "Pese a que en las zonas marginales la situación es otra, esto se está extendiendo a la clase media y clase media alta. En la Ciudad hay casos de adicción al paco a muy corta edad, incluso desde los ocho años".A pesar que no son las mismas las drogas de un chico que vive en la marginalidad, como aquel de clase alta, las adicciones aumentaron notablemente en todos las clases sociales.“Cuando vas a un boliche super caro, que queda en la costanera, podes ver como se vende droga sin ningún tipo de problema, como se aspira cocaína o como toman pastillas de éxtasis”, cuenta Lorena de 18 años. Según relata la joven cada vez es más común ver el consumo de pastillas en los boliches y asegura que la seguridad de las discos mira para otro lado. “Vos vez como van al baño y se dan con cualquier cosa, y lo peor es que todos lo saben y nadie hace nada”, enfatiza.Mientras que el consumo de los sectores bajos esta vinculado, básicamente, al paco, en la Fundación Manantiales ((entidad de bien público internacional que se ocupa del problema de las adicciones) coinciden en que el consumo en sectores medios está relacionado al popper. "No observamos un aumento de inhalantes como nafta, tolueno (Poxirán), gas butano (encendedores) o sprays analgésicos (Algispray), pero sí un incremento del 12 por ciento en el consumo de popper. Hay una correlación entre los usuarios de popper y los de éxtasis, ya que el 73por ciento que afirma haber consumido éxtasis, también uso popper", dice su director, Pablo Rossi. Esta droga es un inhalante a base de nitritos. Como dilata los vasos sanguíneos y relaja los músculos, se usa para intensificar el placer sexual. Esta puede traer consecuencias irreversibles, puede generar infartos y hemorragias. En el Hospital Fernández, aseguran que quienes llegan por problemas vinculados al consumo de popper son, por lo general, adolescentes mayores y de buen nivel socioeconómico. “"Los chicos pobres consumen porque tienen vacío el estómago y los ricos porque tienen vacío el espíritu", afirma Eugenio Nadra, médico psiquiatra y coordinador del Consejo Científico de la Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el narcotráfico (Sedronar). Cristian Laclau, del área de Relaciones Institucionales de la Fundación Manantiales, expresa: "La falta de comunicación con la persona que tiene que ser el referente hace que muchas veces los chicos tapen esa soledad con la droga y el alcohol".Cada día mueren muchos jóvenes a causa de las drogas y esta es una realidad de crece todo el tiempo y a pasos agigantados. Es una responsabilidad del gobierno, y de la sociedad entera hacer algo para cambiar estas conductas adictivas y para ayudar a quienes lo necesitan. “Si saben que te drogas, muchas veces la gente te da la espalda y te miran como bicho raro”, relata Pablo que tiene 17 años y que durante 4 años se drogo con cocaína. El afirma que es muy difícil salir de las drogas si no existe “una contención” y una ayuda por parte de la familia, amigos, y demás personas que lo rodean. “Si quedes se puede salir, cuesta, pero no es imposible. Mi miedo es volver a caer algún día”.
3 comentarios:
Primero, Ibicuy, según tengo entendido a través del contacto con adictos y ex adictos, es un lugar en el que se maltrata a los pacientes física y psicológicamente.
Por otro lado, es un lugar tenido en muy baja estima por los terapeutas y profesionales en adicciones que conozco.
Por último, sería prudente que revises tus errores de ortografía porque atentan contra la calidad de un texto que trata una problemática muy delicada.
hola soy una mama de un adicto al paco quisiera saber donde puedo internar a mi hijo estoy muy mal äl ver a mi hijo asi vivo en lanus desde ya muchas gracias . espero una respuesta
hola, antes que nada yo estuve en ibicuy internada, y lo unico que puedo decir es que este "hombre" juan carlos ferreyra tiene que estar preso, tiene juicios colgados por que se ha hasta matado gente ahi adentro y lo del maltrato verbal y fisico es totalmente cierto, los juicios no se que pasa esta todo arreglado, yo estuve en el 2003, todavia no me olvido, los voy a hacer cerrar ese lugar!!!
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